'RMN Película' Cristian Mungiu está de regreso con un poderoso drama

 Cristian Mungiu ha sido un referente en la llamada Nueva Ola Rumana, un gran avance en el cine nacional durante los últimos diez años más o menos. El trabajo del director, que incluye Graduation, 4 Months, 3 Weeks, and 2 Days, y Tales From The Golden Age, le ha valido innumerables premios, incluidos los premios Palme D'Or, Best Guión y Best Director de Cannes. Las películas reflexivas, discretas y levemente satíricas de Mungiu no pretenden atraer a nivel internacional. En cambio, encuentran temas universales en historias centradas en su país de origen y sus problemas, y su último largometraje no es una excepción. RMN es el acrónimo utilizado para Imágenes por Resonancia Magnética o MRI en el idioma rumano, y la película pretende ser un diagnóstico de ciertos problemas que acechan bajo la superficie de la sociedad rumana.

La historia se desarrolla en un pequeño pueblo de la provincia de Transilvania, actual pero situado unos meses antes de la pandemia del Covid-19 para no complicar la trama con las restricciones de la cuarentena. Comienza con una breve escena introductoria que ofrece un presagio vago: un niño pequeño que camina hacia la escuela se sobresalta por una vista horrible, no especificada y no vista por la audiencia, y corre de regreso a casa presa del pánico. La escena parece un marcado contraste con la aparentemente amistosa y benigna realidad del pueblo. La única señal de conflicto en la primera parte de la película es una respuesta airada a un comentario insultante sobre los gitanos, pero es un indicio de que puede haber grietas en la fachada pacífica de la ciudad.

Mungiu, en un comunicado en el lanzamiento de la película, ofreció algunos antecedentes que explican su elección de escenario. Transilvania es una provincia multiétnica con un historial de ser un territorio en disputa, lo que resultó en que la región estuviera poblada tanto por rumanos como por húngaros, junto con una cantidad de alemanes y romaníes, y algunos otros. Como resultado, el área también contiene una mezcla de residentes protestantes, católicos y ortodoxos, aunque pocos no cristianos. Los personajes enteramente ficticios de R.M.N. replicar esta población.

“Con tantas etnias”, explica Mungiu, “Transilvania se convirtió en el patio de recreo favorito de los movimientos populistas o nacionalistas de todo tipo”. Describe el aumento periódico del nacionalismo, “especialmente antes de las elecciones”, que a veces resulta en hostilidad y violencia callejera, seguido de un retorno a la coexistencia pacífica. Es un escenario ideal para un director que prospera con personajes complejos que se enfrentan a situaciones desafiantes o dilemas éticos, ya sean personales o políticos.

La película se toma su tiempo para presentar a los personajes, explorar las amistades y las relaciones familiares dentro de la ciudad y, poco a poco, introducir cuestiones étnicas en la historia. Cuando la empresa principal de la ciudad, una panadería, toma una decisión de contratación inesperada, se desencadena una reacción emocional en cadena en la comunidad. Las tensiones aumentan sutil y gradualmente, lo que finalmente conduce a una serie de confrontaciones y negociaciones altamente creíbles. Sin identificar héroes y villanos claros, se muestra que los personajes eligen bandos e intentan resolver los problemas percibidos. Algunos hacen esto intentando restaurar la paz, otros tomando lo que ven como una acción agresiva y necesaria.

La tolerancia se desgasta, los agravios históricos salen a la superficie y las amistades se estiran hasta el punto de ruptura. Lo que hace que funcione es que todo está retratado con un doloroso grado de realismo. El elenco del conjunto se presenta maravillosamente, particularmente en escenas grupales como una reunión ciudadana polémica en el acto final, lo que da como resultado una visión perfectamente naturalista del conflicto humano, el tribalismo y la protección bien intencionada pero dañina. La escena de la reunión del pueblo, central en la historia, se presentó de la manera más real y espontánea posible. Mungiu lo logró adoptando el enfoque altamente desafiante de filmar una escena de una multitud de diecisiete minutos de duración, con más de dos docenas de personajes hablando, en una sola toma.

Si bien la trama es completamente inventada, el director Mungiu reconoce que gran parte se extrae de los hechos, en particular de las realidades financieras de la región. Mungiu da el ejemplo de un dilema que enfrenta la provincia: la elección entre proporcionar empleo a través de la extracción de oro, que daña el medio ambiente, o preservar el medio ambiente mientras los residentes continúan viviendo en la pobreza. Cuando la pobreza local lleva a los trabajadores a encontrar trabajo en el extranjero, las empresas del área consideran contratar trabajadores extranjeros, una opción impopular pero a veces necesaria. Decisiones como esta ayudan a mantener el impulso del suspenso y el conflicto interpersonal en R.M.N.

RMN se ocupa exclusivamente de Rumania y se esfuerza por presentar con precisión la diversidad del área, incluida la mezcla local de idiomas. El rumano, el húngaro y el alemán se usan más o menos indistintamente, además de un puñado de idiomas menos comunes hablados por una minoría, junto con el inglés. En los últimos años, este último se ha convertido en el idioma al que recurre la mayoría cuando no existe un idioma común. Sin embargo, los eventos retratados son bastante universales. Mungiu comentó: “La película no trata sobre una situación en Transilvania, ni siquiera sobre rumanos, húngaros y alemanes que comparten el mismo territorio. Está ambientado allí, pero también se trata de rusos y ucranianos, blancos y negros, sunitas y chiítas, ricos y pobres, incluso altos y bajos. Siempre que haya una segunda persona en la habitación, se la percibirá como de otra tribu y, por lo tanto, como un enemigo potencial”.

La película logra capturar muchos de los dilemas y enfrentamientos con los que podrían luchar las comunidades de todo el mundo: el choque de ideales y expectativas y los conflictos que surgen de la identidad y la pertenencia. Presenta estos problemas de una manera que ofrece simpatía a todos, incluso a los aparentes villanos e intolerantes. Como lo expresa Mungiu, la película “pone en tela de juicio esa atávica necesidad de pertenecer, de identificarse con la propia etnia, con la propia tribu, y de mirar naturalmente a los demás… con reservas y recelos… Es una historia sobre intolerancia y discriminación, sobre prejuicios, estereotipos, autoridad y libertad”. RMN ofrece una mirada intrigante a estos problemas globales al limitarlos al formato manejable y de pequeña escala de una panadería de pueblo.

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